jueves, 29 de octubre de 2009

Presente: Palabras Hechas Muros


La niña que escribe las paredes con sangre se ha quedado sin tinta en las venas.
Mira con sus ojos muy abiertos, enormes, terroríficos, bordeados en sombras de sueños sin dormir, lo que escribió durante tanto tiempo… y ahora no puede seguir con su texto, con los delirios de su mente… Ahora los delirios serán el texto de su mente, cada día y la absorberán hasta encerrarla en las paredes....
La niña, loca, demente, me observa.
No puedo ver esos ojos sin fondo, esas sombras de sueños no soñados que rodean esa mirada cada vez más grande…
La niña toma mi mano, abre mis venas. Comenzamos a escribir.

Sueños malditos si los hay…
Si no saco a mis personajes de mi cabeza ser harán delirio sin texto, se harán muro en mi mente…

martes, 27 de octubre de 2009

Pasado: La Vida-Muerte


Yo Uutsio, el último en nacer en la Era de Otoño, sería el último en morir en la nueva Era de algún cambio cósmico (y extraño).
Las Eras se sucedían para nosotros por cada evento mínimo que nos rodeara, pero las Eras Mayores eran las de los cuatro hijos de la Madre.
Cada una de ellas significaba cambio y nacimiento de cosas tan nuevas para este mundo que no tenían un alma creada para ellos, ni un nombre digno, ni un lugar donde ponerlas o dejarlas crecer... (El retraso de los sistemas, creanme, no es algo moderno)
A veces, en cuanto al cambio y las Eras, veia todo tan lento y poco interesante que pronto comencé a envidiar a algunas criaturas que ya se movían en dos patas y eran seres inteligentísimos y que podían cambiar la historia de sus cortas (cortísimas) vidas con la decisión tomada en el segundo anterior... (siglos después no comprendo como ustedes los humanos no comprenden este gran poder que tienen... pero allá ustedes)
Poco después de este descubrimiento, me di cuenta que en el interín de estudiar a los nuevos seres, muchos de los míos se habían encontrado con Él y ahora dormían apasibles hasta que se los volviera a llamar.
Solo mis ojos y los de unos pocos asistieron a la maravilla de algunas creaciones que nacieron de nosotros mismos, del fuego, del agua, del aire, la tierra, los bosques, el frío, el calor, la luz o las sombras... Eran tantas las fuerzas creadoras que me sentía un reverendo inútil (y espero nunca serlo, realmente, porque no lo soy).
Amé tanto a aquellas criaturas de tez de colores tan diferentes, que cantaban con esas voces de manantial, de viento huracanado, de humo que lleva historias... a aquellas que se deslizaban en sus alas de escamas y rozaban las montañas con su amplio estómago para luego remontar hacia el sol y volver quizás en otra Epoca...
Pero cuando nacieron ustedes temblé... ooooh, si, temblé.
Porque el primer ser humano lo vi yo, sin sexo, sin ojos, sin dedos pulgares, con pies horribles, un ser deforme que otro ser deforme estaba creando de tantos elementos que no cabían todos en esa cosa horroroza que balbuceaba estúpidamente.
Le dije a aquel "creador" sin habilidad alguna que tanto daría muy poco en aquella criatura (a veces creo que me he equivocado ante esta sentencia... otras... algunos de ustedes la afirman con tanta elegancia que da asco).
Me invitó a acercarme y observar a su creación de cerca, ver si realmente era tan imperfecta como yo decía.
Miré al "creador", o "creadora", y observé con recelo su extraño rostro sin forma y blanco, sus ojos de avellana completamente oscuros, sus manos finas, finísimas. Nunca lo había visto en nuestra tierra, ni sabía su nombre (eso era lo peor para mi... no saber el nombre de aquella criatura equivalía a que no existía realmente).
Luego sentí demasiado cerca al otro ser deforme, que me observaba estúpidamente (muchas veces he encontrado esa mirada taaaan primitiva en varios de ustedes).
Me tomó fuerte con sus manos horrorosas, interminables, por el miedo de no comprender que era yo, ese miedo tan humano que nunca se les ha ido del todo y que los lleva a hacer tantas estupideces... y me ahogó, me ahogó lentamente en un sueño sin retorno para mí, Uutsio, la última Hoja de Otoño...


Ahí crei que este ser solo destruiría...
Lo último que vi fueron ojos vacíos.
Lo último que hice fue llamar a mis hermanos dormidos.
Lo último que dije a la creadora-creador, La Vida-Muerte, la Madre Parca, la Madre Luz, que esta criatura nunca Sería.
Lo último que sentí fue como uno de mis hermanos tomaba a aquella criatura sin forma, sin nombre, sin alma y le regalaba el brillo en los ojos... unos ojos tristes que observaron como podían destruír sus manos...
Ahí, quizás, algo comprendieron ustedes... porque no siempre han destruído...
También ser convirtieron en creadores...

Presente: Bruja en Crecimiento


Anduve haciendo visitas de médico.

Más bien me sentí como una vieja machi cura-todo, que ponía ungüentos en esas heridas que los científicos no pueden ver, pero son heridas llenas de sal.

Besaba la frente de los que hablaban sus penas, sin ellos comprenderlas del todo, mientras esta bruja trataba de estirar los ojos y conjugarlos con la mente a ver si se abría la visión de los dolientes.

Me doy cuenta de que a mi no me duelen las mismas penas, ni lloro por el mismo dolor del cuerpo, solo caigo cuando estoy cansada, mi mente ensombrecida y mi espíritu abrumado, pero me levanto y sigo, y una nueva caída se retrasa, vuelve a sucedes cada vez más tarde, cada vez mas leve.

La machi, la bruja o gitana dentro mío crece, se funde en culturas milenarias y se vuelve tierra que tiembla, cambia, crece, se abre, muere en sequía o inundada por ríos de emociones, ríos que abren caminos, se convierten en extensos mares, océanos, para volver a convertirme en lluvia simple, fría, dulce. Se vuelve fuego y furia, mil fuegos interminables, lava intocable, fiereza de estrellas destrozando caminos o se vuelve tan etérea y liviana que a veces temo que el alma se me escape con el primer viento de la madrugada, o sea expulsada para siempre por el más tierno y leve suspiro…

Otras veces se vuelve oscura, una hechicera que arrastra penurias, maldiciones veneno, venganza a la traición, lleva miedo a los ojos de los transeúntes y otras, la machi, la bruja, se me vuelve luz dentro y trata de traspasarlo todo, como algún tipo de armadura de rayos de sol que me rodea, pero se pega a otros, regala luz… con una piedad inusitada, que no se gasta, sino que crece.

Pero es una parte de mi extraña, esta que quiere curar… Por ahora vuelvo a guardarla, porque necesito ahora que alguien me cure a mi…