-¡HIJAAAAAAA! -el grito desaforado y (para peor) cantado de mi madre me despierta sobresaltada.
-Madre querida... estabas más simpática y linda (y joven, pienso) en mi sueño.
-A levantarte dormilona... ¿qué sueño?
-Nada, nada, uno de los tantos de esta noche.
Me duele la cabeza, me duele mi madre...
Y les juro, no tengo ganas de levantarme...
Esos sueños me están matando.
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